Ayer se los dije, señores. Que tuvieran fe porque esto no iba a terminar allí. Y no terminó. El Caracas, combinando el buen brazo del Gustavo Chacín de barajita que todos conocemos y una ofensiva que por fin despierta, forzó el séptimo juego y hoy, por fin, se decide todo. Es el día D, en el que no hay mañana, en el que sólo dos cosas podrán pasar y sanseacabó. Tensión, emoción, nervios, angustia y ansiedad. Electricidad en el ambiente. Y confianza, mucha confianza. Allá aquellos con su gordo, su abuso de poder –usaron un helicóptero del CICPC para trasladarlo- y su showcito barato. Acá nosotros con nuestro equipo, nuestros jugadores de siempre y nuestra garra de león. Mucha fe, y por Baudilio y el 17 del Chico ¡a que nos titulamos, vamos!
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