viernes, 22 de enero de 2010 | |

1RO DE LA FINAL: Un espejismo de juego

LEONES 0-MAGALLANES 9

Nunca un equipo se ve tan bien como cuando gana y tan mal como cuando pierde. Lugar común y todo, la frase anterior cae como anillo al dedo para aclararles las cosas los pesimistas profesionales y a los optimistas alzados: ni los Leones del Caracas son ese equipo desastroso y errático hasta la vergüenza; ni Navegantes del Magallanes esa máquina inclemente de bateo. Nada que ver. Ese 0-9 de ayer es un espejismo tan o más engañoso y de la realidad disociado que las propagandas gobierneras de VTV. Una mentira caprichosa del béisbol. Porque la diferencia entre ambas novenas no es tan abismal como lo enseña abultado el resultado.
Fue el pitcheo abridor la piedra angular sobre la cual se erigió el templo de carreras en el que se le rindió culto a los bates bucaneros durante los tres primeros inings. Una ¿apertura? para el olvido la del debutante Ramón Ortiz, quien no pudo sacar ni un solo out –efectividad infinita- y a quien le anotaron 4 carreras 3 de ellas limpias. En su descargo solo podrá argumentar que había llegado de viaje la madrugada anterior, lo habían montado en un autobús y de una lo pusieron de patitas en la lomita para que lanzara. Una decisión bastante discutible en todo caso.

Y ya que empecé apelando a lugares comunes y frases hechas, pues me permitiré usar otras dos: lo que mal empieza mal termina, y después del error viene el hit. Todas vienen a colación porque el primer batazo de la final fue anotado error –se le escapó a Petitt-, y después de éste vino la seguidilla, el racimo –como se ha puesto de moda en algunos cronistas de ahora- de batazos y carreras con el cual masacraron al Caracas haciendo que lo que empezó mal, terminará mucho peor.

Paliza con arepas fue lo que nos dieron. Cosa inimaginable e impensable para tirios y troyanos. Y es que aparte del mal pitcheo abridor –se recompuso a partir del cuarto ining- el Caracas siguió cometiendo errores –dos de Guzmán y otro de Castillo, que fue anotado como doble- y no bateó sino 6 hits con los cuáles sólo en una oportunidad se pudo pisar tercera y nunca el home. Aparte le fabricaron tres dobleplays. ¿El peso de las 72 horas de descanso? ¡Vaya usted a saber!

En resumidas cuentas, señores, fue una pésima noche, que la tiene cualquier equipo. No sirve esta derrota para evaluar realmente cómo está el Caracas, porque esos, de anoche, no fueron los Leones del Caracas. La medida del equipo se podrá tomar hoy cuando Chacín, “El Escapista”, abra el juego y los bateadores puedan pararse en el plato sin la presión y el desánimo de esas 9 carreras en contra. Ya veremos…pero al Caracas ligaremos. ¡A GANAR!

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