sábado, 5 de diciembre de 2009 | |

Cuando el Caracas rozó la gloria y cayó en el infierno


Leones 9-Tiburones 11

Felicidad, eso era lo que se vivía, oía y sentía en el estadio. Hacía tres horas todos éramos unos ilustres desconocidos, pero en ese momento, más que panas, ya nos sentíamos como hermanos. Unidos por un indisoluble vínculo –el ser caraquistas- compartíamos todos la misma alegría y la misma euforia. Reíamos a carcajadas, saltábamos, chocábamos las manos, gritábamos, aplaudíamos, cantábamos y hasta nos abrazábamos. Por un momento fuimos felicidad colectiva, gozo masivo en estado puro, una burbuja de júbilo. Por un momento el mundo fue perfecto.

A mi derecha, Lezama, con sus noventa y dele, bailaba. En la pantalla del estadio, Coquito, el de “Contesta Tío Simón”, andaba vuelto loco y se soltaba el pelo, y bailaba tambores. En la cabina de transmisión el anunciador oficial no dejaba de repetir el Leoooooooo, Leoooooo, Leoooooo de siempre. Y en las afueras del dogout del Caracas, del cual estaba prácticamente pegado, Josh Thole era recibido como un héroe. Sí, estábamos en el 9º ining y el Caracas había empatado a 9 con un doble de Thole.

Con Petitt al bate y la de dejar en el terreno a Tiburones en la segunda base, parecía que se iba a cumplir el sueño. Sin embargo, más nunca estaríamos tan cerca de éste. Con un rolling a tercera falló nuestro shortstop para el tercer out del ining. A pesar de ello, las cosas parecían estar bajo control y todos sentíamos la victoria como nuestra, más cuando la parte alta del décimo la sacamos facilito por la vía del 1-2-3. En la baja de éste, el Chucho se embasó con un hit, luego “El Hacha” bateó un rolling con el que hicieron out en segunda a Guzmán, pero que le permitió llegar a salvo a primera y más tarde a la segunda, la cual se robó. La “Pesadilla”, entonces, recibió boleto. Había dos en base, 1 out, y en el plato estaba “El IncaLissón. Todo era cuestión de un batazo. Ya estábamos rozando el cielo. Pero el bate se partió y lo que salió fue un mortal rolling al short con el que la defensa guairista sacó facilito un dobleplay.

Llegaba el onceavo capítulo, el cual asumimos con algo de seguridad ya que en la lomita entraba Juan Carlos Gutierrez. Mucho grandeliga para que se acabe aquí el juego, pensamos. Sin embargo, Oscar Salazar nos madrugó ese pensamiento con un tremendo doble por el left. Luego vino Wilfredo Romero, a quien desde aquel grand-slam del viernes pasado le hemos empezado a temer un poco, y falló con un flycito al short; después Paisano, que en el noveno la había botado del parque, emularía a Romero con un fly, pero mucho más lejos, tanto, que permitió que Salazar llegara a la tercera. La esperanza era que había 2 outs. Winkleman González estaba bateando, recibió un leve pelotazo y le llegó el turno a Renny Osuna, al novato Renny Osuna. Todo era cuestión de un rolling, de un ponche, de un fly. Sólo había que sacar 1 out. Y lo sacamos en tercera, pero ya con dos carreras encima gracias a un tremendo doble de Osuna.

Quedaban tres turnos al bate, pero la cosa se veía cuesta arriba. Otra remontada hubiese sido épica, histórica, una epopeya a la gloria de los bates caraquistas. Pero era demasiado. El debutante Matt Gamel, un asustado Lobatón y el eterno Ruggiano se poncharon tirándole. Y todo se terminó. Pasamos del cielo al infierno. De Nueva York a un ghetto africano. De primeros en la tabla a segundos después de Magallanes. De no haber perdido nunca dos juegos seguidos, a perder el tercero en línea. De estar sobrados a preocupados. Y de tener a Dios agarrado por la chiva, a comenzar a rezarle pidiendo que nos vea.

LA POLÉMICA

LA INMERECIDA CONFIANZA EN CUBILLÁN: Cuando ayer el mánager Hudgens tomó la decisión de poner a pitchear en el tercer ining a Darwin Cubillán no fuimos pocos los que arrugamos el entrcejo en señal de desaprobación. Pasados algunos minutos, el derecho nos daría la razón: con las bases llenas recibió un doble de Rafael Álvarez con el que entraron dos carreras. Luego, le dio un boleto a Winkleman González, para inmediatamente recibir un sencillo por el center con el que entraron otras dos. ¿Hasta cuándo le dan chance? ¿Por qué tanta confianza en él?

¿PONER UN CORREDOR EMERGENTE POR THOLE?: Después del tholetazo con el que se empató el juego en el noveno, José Duarte entró como corredor emergente por Josh Thole, y luego José Lobatón lo sustituiría en la receptoría. El cambio, de por sí, fue bastante extraño, y además se notó lo malo del mismo cuando en lugar de un Thole encendido, el que entró a batear en el ining once fue un frío José Lobatón, en un turno donde además la presión era máxima.

EL PITCHEO, ¿LA FORTALEZA?: La pregunta lo dice todo.  

LA ÑAPA

Noche para el olvido la de Mario Lissón: 5-0 con 2 ponches y 2 batazos para dobleplay.

Después del descalabro de las noches anteriores, Guillermo Moscoso tuvo una salida aceptable: 1.2 inings sin hits ni carreras, 1 boleto y 0 ponches. Eso sí, los flys que le batearon fueron duros y lejos.

Un inusualmente irritado Luis Ávila dijo que el domingo se anunciaría cuál sería la suerte de Brad Knox, pero que si por el fuera ya no lanzaría más con el equipo.

9 pitchers usó el Caracas ayer.

LA PRENSA

"“Henry es caraquista, Henry es caraquista” ruge el leonino aforo. Sin duda, tributo de una memoria donde danzan los episodios cruciales que llevaron a la conquista del título de Liga y la coronación en la Serie del Caribe. No en balde, además, fueron 18 años de melena larga e intimidatoria. Hizo de todo. Lo dio todo." José Visconti, comentando en Meridiano los cantos de la fanaticada caraquista a Henry Blanco.

EL TWEET

Los ricos también lloran. #Leones pierden 3 en fila x 1a vez este año, ponen a Brad Knox a dormir en Maiquetía y #Magallanes pasa a la punta: @ignacioserrano

0 comentarios: